sábado, 26 de septiembre de 2009

LAS PEQUEÑAS ESTATURAS - Alfredo Pareja Diezcanseco

Título: Las pequeñas estaturas

Autor: Alfredo Pareja Diezcanseco (Guayaquil, Guayas, 1908; Quito, Pichincha, 1993)

Año de publicación: 1970

Edición: Cimas de América, Revista de Occidente, primera edición 1970

Páginas: 241, 12 capítulos

No tiene texto en contraportada.

Lo primero de todo, antes de entrar en faena, como el libro que hoy nos ocupa no tiene texto en contraportada (a diferencia de la novela anterior, que tenía todo el texto del mundo), es de rigor comenzar haciendo un pequeño resumen.

Esta es una fábula que tiene lugar en un país subdesarrollado anónimo. Aunque el autor es ecuatoriano y por lógica el lector ubique la acción en el país andino hay muy pocas señas que permitan identificarlo. Bien podría tratarse de la España de los primeros años setenta. Hay un pueblo y una casa donde viven tres mujeres solas, Anáfora, viuda de un fantasma, Redama, la hija de Anáfora y protagonista de la novela, y Edúrea, prima de la segunda, mujer cruda de carácter y reaccionaria de convicciones (hoy día seguramente sería presidenta de algún tipo de asociación de padres).
Al pueblo sin nombre llega Ribaldo, un joven comprometido con la causa campesina que pertenece a un grupo de lucha armada, los sodalios (lo pongo en minúscula porque en ningún momento de la novela se dice que sea este el nombre del grupo, sólo se llama así a sus componentes). Llega Ribaldo con la orden de perpetrar un atentado, pero también porque está enamorado de Redama. Sin embargo por alguna extraña razón tanto él como sus camaradas encogen de tamaño en el momento en el que van a atacar.
Bien, con esta idea como punto de partida, podemos pasar a analizar la obra.
Alfredo Pareja Diezcanseco es toda una personalidad en las letras ecuatorianas. Cuando se habla de los grandes autores de novela del siglo XX en Ecuador siempre, junto al de Jorge Icaza o Joaquín Gallegos Lara, aparecerá su nombre. Es además un autor todoterreno, que ha publicado, además de novela, numerosos artículos y poemas. De entre todas las novelas que publicó a lo largo de su vida, Alfredo Pareja Diezcanseco señaló "Las pequeñas estaturas" como la más perfecta.
Comento todo esto para que entiendan lo difícil que me resultaría admitir que esta novela no me ha gustado. Y la verdad es precisamente esa, que no me ha gustado en absoluto. Esta es una angustia semejante a aquella que sientes cuando eres joven y te lees el "Ulises", de Joyce. Hace poco tiempo que has descubierto el placer de la lectura de los clásicos universales. Te has leído "Cien años de soledad", "Los miserables", "Madame Bovary", "La montaña mágica", "Crimen y castigo", "La insoportable levedad del ser", etc. Y has disfrutado horrores. Como en todas las listas de grandes novelas de todos los tiempos siempre hay alguna lumbrera que me te el "Ulises", pues vas y te lo lees. O lo intentas, al menos. Vas pasando las páginas y no entiendes nada. ¿Cómo puede ser? Te consideras una persona inteligente y, que coño, estos últimos meses has desarrollado un gusto refinado por la lectura. ¿Cómo puede no gustarte el gran Joyce? Sigues leyendo, obligándote a disfrutar con lo que lees. No puedes, sigues sin entender nada. Ah, afortunadamente el libro que estás leyendo es una edición comentada y al final hay una especie de resumen con la explicación de cada uno de los capítulos. Aunque tienes reservas, decides hacer trampas. Sólo as a leerte un poco del resumen del primer capítulo. Un poco sólo, nada más que para situarte. Bueno, quizás leas algo del segundo capítulo también, lo necesario para entender de qué va la historia. Un momento... Aquí algo debe de estar mal... Esto no tiene nada que ver con lo que has leído hasta ahora... Por fin te das cuenta. Alguien te está tomando el pelo. Y arrojas la novela al montón llamado "Libros que no me he podido terminar y que jamás intentaré leer de nuevo pues preferiría sin dudar arrancarme los ojos con unos alicates al rojo vivo antes de volver a posar mi vista en una sola de sus páginas".
Aunque el ejemplo es un poco extremo sí se puede equiparar de alguna manera con lo que ha supuesto para mí la lectura de "Las pequeñas estaturas" (quede constancia que en este caso sí pude acabar de leerme la novela). Llevo todo el tiempo que he invertido en leerme este libro intentando auto-convencerme de que las virtudes que lo visten son muchas y preciosas, demasiado quizás para que mi pobre intelecto pueda deleitarse con ellas. Admitir lo contrario sería admitir mi nulidad para reconocer las obras maestras ni aunque las tenga delante de mis narices. Pero no nos engañemos. En realidad el emperador está desnudo.
¿Por qué? Porque la trama es innecesariamente oscura. El lenguaje es relamido, casi tanto como los personajes. No hay ninguno que caiga simpático. Ninguno. Dan ganas de coger a la pareja protagonista y meterla debajo de una prensa hidráulica para que encojan de verdad. De la historia sólo podemos decir que el propio autor no deja claro qué es lo que quería hacer. ¿Intentaba hablar sobre los grupos revolucionarios que, siguiendo la estela de lo ocurrido en Cuba, pretendían acabar con las desigualdades de Latinoamérica a bombazo limpio? De acuerdo, pero ¿la mejor forma de hacerlo es contando una fábula en la que nada tiene sentido? Me quedo con "Historia de Mayta" sin dudar. ¿Quiso el autor hacer un ejercicio con el llamado "realismo mágico", de moda en el momento de la publicación de la novela? Si es así Diezcanseco apenas conoce a García Márquez de oídas. Personalmente me da la impresión de que el autor hace avanzar la trama a empujones, según se le van ocurriendo las ideas. Cuando ya la novela lleva muchas páginas y estamos más o menos situados, se presenta un nuevo personaje de tapadillo, la bruja Fascinata, que de secundaria pasa a ser la encarnación de todos los males para el gobierno del país. Y por más que te estrujes las neuronas no eres capaz de entender qué simboliza. Pues lo mismo pasa con el general, con los transformadores, con las fuerzas vivas, etc. Es como sí, a medida que Alfredo Pareja Diezcanseco escribía su obra se sentía obligado a meter, aunque fuera con calzador, las primeras planas de los periódicos de cada día. Una buena manera de hacer que una novela envejezca rápidamente.
La estructura es confusa. A ratos está escrita en primera persona y es Redama la que habla, luego está en tercera persona, luego otra vez en primera y es Ribaldo el que habla, o es un diálogo donde las intervenciones de los personajes están separadas como si fuera el libreto de una obra de teatro,... Mientras que recursos semejantes quedan perfectamente implementados en otras obras (un ejemplo de esto sería "Entre Marx y una mujer desnuda", donde Jorge Enrique Adoum da una lección de composición), en la que nos ocupa no se deja de respirar un amargo tufillo intelectualoide.
En fin, no quiero ser tan duro porque "Las pequeñas estaturas" no es una obra infame. Es sólo que me ha decepcionado mucho. Yo me considero un firme defensor de la literatura ecuatoriana, esa gran olvidada en el fenómeno del "boom" de la novela hispanoamericana. Por eso me da rabia el tiempo que me ha hecho perder. Con todo el dolor de mi corazón, me veo obligado a suspenderla.

Puntuación: 42/100

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sábado, 19 de septiembre de 2009

SUEÑO DE LOBOS - Abdón Ubidia

Título: Sueño de lobos
Autor: Abdón Ubidia (Quito, Pichincha, 1944)

Año de publicación: 1986

Edición: Txalaparta, primera edición, 2002

Páginas: 306, dos partes + epílogo



Sueño de lobos es una cartografía del desencanto, la historia de un hombre (de una ciudad, de un país,de un mundo) cualquiera, que, desorientado y confuso, vaga por la urbanidad. Los proyectos revolucionarios de los sesenta, guardados hoy en dia entre bolitas de alcanfor, empapan la novela de los idearios y esperanzas de aquélla época. Ganadora del Premio Nacional de Literatura de Ecuador y declarada mejor libro de 1986, Sueño de lobos ha alcanzado ya numerosas ediciones y traducciones.



¡Nubes putas!, grita al viento el Turco Antonio, hippie delirante y atormentado, en un momento de la novela. Después de una larga convalecencia decide olvidar su pasado y reorganizar su presente (pues este, como la mayoría de los personajes de "Sueño de Lobos", carece de futuro). Comienza por ordenar su cuchitril, pero cuando termina sale a la calle y ve nubes en el cielo de Quito. Entonces comprende que nada cambia, que no hay luz para él. Y es aquí, hacia la mitad del libro, después de una pequeña pausa, cuando la historia vuelve a comenzar. ¿La historia del atraco a un banco? No. El atraco en sí se resuelve en pocos párrafos cuando no se obvia en una elipsis memorable. ¿La historia de su preparación, entonces? Tampoco, ya que el plan no se revela hasta unas páginas antes de que se produzca el golpe, y este no es nada espectacular. La historia que se nos narra es la de un puñado de hombres condenados por ellos mismos a la soledad. Esto no es nada nuevo. Es un tema básico en la literatura universal, más aún en la literatura latinoamericana del siglo XX. Pero eso no supone ningún problema. La soledad tiene tantas caras como personas existen en el mundo, y de todas ellas se puede hablar en una novela. Y en esta vemos distintas caras de ella. La de los pequeños rateros, la de los grandes rateros (ese odioso don Nacho, capo de barrio bajo, que desprecia por igual a propios y extraños), la de las clases medias (representadas por Sergio, el hombre-lobo, pero también por su mujer, sus padres y, en el epílogo, su hijo) y, sobre todo, la de la ciudad. La soledad de una ciudad que es Quito, pero que podría ser cualquier otra capital del mundo (también podemos ver que la soledad de Quito es más clara, metida en un valle entre altas montañas, ciudad que guía al resto del país pero que, de alguna manera, vive a espaldas de él).Empecemos por el principio. En el primer capítulo nos encontramos a Sergio, el Oscuro, insomne crónico, que rellena sus noches vagabundeando por la ciudad, buscando algo que ni siquiera sabe qué es. Tiene una vida tipo, con mujer, hijo, casa propia y asistenta. Trabaja en un banco, le pone los cuernos a su señora, visita a sus padres en año nuevo. Pero no puede dormir. La suma de sueños pasados y perdidos han hecho de él un perdedor. Y decide hacer algo para redimirse. Un atraco a su propio banco. No es porque necesite el dinero, es porque necesita reiniciar su vida, y nada mejor para ello que un corte drástico. Para ello se rodea de un grupo de perfectos perdedores, como el Turco Antonio, el Gavilán, el Patojo Gonzalo y el Maestro. Todos y cada uno de ellos necesita dar el golpe para cumplir sus proyectos (todos menos quizás el Maestro, que lo hace en realidad por gregarismo, para evitar la disolución del grupo). A partir de este momento el autor deja el pretendido atraco en un segundo plano y empieza a hablarnos de los personajes. Y estos son unos personajes que merece la pena conocer. Personajes con pasado, pero cuyo presente es estático. De hecho, al final de la novela, vemos que los cambios que realizan los personajes tienen consecuencias definitivas (cuando por fin Sergio, en el mismo día, participa en un atraco, se tira a la loca Marcela, fuma marihuana, y duerme varias horas seguidas, acaba dando capotazos a los coches en medio de la autopista).Todas las novelas tienen, o deberían tener, un contexto geográfico y temporal, que de alguna manera sobrevuele por encima de la historia. En "Sueño de lobos" nos encontramos en el Ecuador de principios de los años ochenta. Acaba de finalizar la década del boom del petróleo, pero también la de las dictaduras y la de la lucha social. Son tiempos difíciles, de incertidumbre, de buscar un lugar en el mundo. Y Abdón Ubidia consigue plasmar a la perfección ese sentimiento. No sólo en esta obra, que ya en "Ciudad de invierno" se hace un retrato similar del desencanto que se vivía en esos tiempos (no muy diferente al desencanto actual).Respecto al estilo que se emplea en la redacción vemos que los capítulos dedicados a Sergio se produce un juego de voces, que cambian de la primera a la tercera persona a veces hasta en la misma línea. Eso no hace al texto más confuso, pero sí ayuda a que veamos más oscuro al personaje de Sergio, el Oscuro.Para completar este análisis comentaré, a nivel personal, que lo único que me parece criticable en esta novela es que no aparezca más el personaje de Maribel, la concubina del Gavilán. Es uno de los pocos personajes admirables, dentro de su tristeza, que nos podemos encontrar.


Puntuación: 95/100

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jueves, 17 de septiembre de 2009

PRESENTACIÓN

Bienvenidos tod@s. Me llamo Freddy Tumbalobos y seré vuestro anfitrión en este blog. Lo primero que tengo que decir es que este blog es el hermano menor de otro que abrí hace tiempo: http://www.freddytumbalobos.blogspot.com/ En esa página comento todos y cada uno de los libros que leo, sea cual sea la nacionalidad del autor. Sin embargo, dado que tengo predilección por libros de escritores ecuatorianos, pensé que era preferible independizar estos. Para crear este blog tengo varios motivos. El primero y más importante es mi amor confeso por la República del Ecuador en todos sus aspectos. He de decir que yo soy español de nacimiento y de origen por lo que espero que nadie vea en mi declaración de amor ni gota de sucio patriotismo. Otra razón es que la literatura ecuatoriana me parece la gran olvidada de la literatura en español. En los momentos del auge del llamado Boom de la novela hispanoamericana salieron a la luz autores peruanos, colombianos, cubanos, argentinos, mexicanos, guatemaltecos, chilenos, etc. Pero nunca un ecuatoriano. Tanto fue así que el chileno José Donoso y el mexicano Carlos Fuentes tuvieron que inventarse uno, Marcelo Chiriboga. En su momento esto me sorprendió. ¿Como puede ser que no existan escritores en Ecuador? Bueno, me puse a investigar un poco y descubrí que sí existen. No sólo es que exista literatura en el país andino, es que se han escrito novelas increíbles, perfectamente comparables a otros clásicos de la literatura hispano-americana que sí se publicitaron debidamente. Sin ir más lejos, el primer libro que reseñaré será "Sueño de lobos", de Abdón Ubidia, una de las mejores novelas que he leído en mi vida. Por todo ello, para dar a conocer aunque sea sólo un poco la literatura ecuatoriana, es por lo que he abierto esta página. Conviene que aclare un par de cosas. Aunque el blog esté dedicado a la literatura de Ecuador en general he de decir que me voy a dedicar casi en exclusiva de la narrativa. Este país ha dado grandes poetas pero sinceramente no me veo capacitado para analizar poesía. De todos modos si algún lector quiere enviarme algún artículo dedicado a algún poemario, obra de teatro o, incluso, alguna novela que yo no haya mencionado, me la puede enviar a la siguiente dirección: freddytumbalobos@yahoo.es No tendré ningún problema a la hora de publicarlo. Otro detalle que conviene tener en cuenta es que, como ya he dicho más arriba, yo no soy ecuatoriano. Con ello quiero decir que es posible que cometa errores en mis apreciaciones o que juzgue de forma incorrecta costumbre ecuatorianas. Por todo ello quiero pedir perdón de antemano. No es mi intención ofender a nadie, sólo dar a conocer un poco más un país que tiene tanto en común con España. Por último sólo quiero decir que vivo en Madrid y que aquí localizar una novela ecuatoriana consiste en recorrerse todas las librerías de viejo y tener suerte. Por ello es difícil que comente a autores recientes (lo haré, no obstante, que de mi último viaje a Quito me traje un buen alijo). Nada más. El próximo sábado publicaré el primer post. Intentaré publicar con una regularidad semanal, al menos hasta que agote el archivo de mi otro blog. Después, ya veremos.