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sábado, 2 de enero de 2010

EL ÉXODO DE YANGANA - Ángel F. Rojas


Título: El éxodo de Yangana

Autor: Ángel Felicísimo Ojeda Rojas (Loja, Loja, 1909; Guayaquil, Guayas, 2003)

Año de publicación: 1949

Edición: Editorial El Conejo, primera edición, 1985

Páginas: 360, 3 partes + 1 preludio + 2 interludios + 1 postludio

Ángel Felicísimo Rojas (1909), es un escritor lojano de sobria y sólida trayectoria. Desde BANCA (1938), su primer libro, muestra una gran seguridad narrativa. En EL ÉXODO DE YANGANA (1949), sus cualidades expresan, además, una inteligente asimilación de los movimientos literarios de la época.
Conforme al crítico Hernán Rodríguez Casino, EL ÉXODO DE YANGANA es "el caso mayor, la cumbre de las novelas de esta década del 40 al 50 (...), para algunos buenos lectores y críticos, la mayor novela que se haya escrito en el Ecuador en bastantes años".
Siendo desde ei punto de vista temático una versión próxima al clásico argumento de Fuenteovejuna, posee dimensión literaria propia. En una perspectiva distinta a ¡a de los años 30, pero manteniendo aún ligamentos perceptibles, EL ÉXODO DE YANGANA deja atrás la violencia verbal de los años anteriores. Así, "su mucha materia novelesca es trabajada como una gran construcción de espléndida grandeza".


El artículo que van  a leer a continuación me ha resultado muy difícil de escribir pero también muy agradable. Son tantas las cosas que quiero decir que por fuerza he tenido que recortar mucho este texto, algo que siempre es doloroso para el que escribe. Anteriormente ya he hablado de otras obras a las que no daba yo mucho crédito y que sin embargo luego me entusiasmaron (estoy siendo muy afortunado, pues desde que abrí este blog son más los casos de este tipo que las decepciones). Con “El éxodo de Yangana” no me he entusiasmado. Con esta novela me he quedado realmente sin palabras. Recoge  más que ninguna el espíritu con el que inicié esta página, el de descubrir y promocionar obras escritas en Ecuador desconocidas más allá de sus fronteras. Yo no conocía “El éxodo de Yangana”. Nunca había oído hablar de Ángel F. Rojas. Aún no sé porqué elegí este libro entre tantos como se me ofrecían en aquella librería de viejo en el centro de Quito, cuando de esta novela no me atraía ni siquiera la portada. He de confesar incluso que he pospuesto su lectura un par de veces en favor de otras. Y sin embargo (y me van a tener que perdonar esta expresión tan netamente española) esta es una novela COJONUDA. Por ello me siento muy orgulloso de presentarla.
Allá voy.
La historia de este libro toma como referencia el drama de Lope de Vega “Fuenteovejuna”. Un pueblo pequeño (una especie de edén idílico) que vive a espaldas del estado comete un crimen imperdonable, lincha a un gamonal que se había apoderado de las tierras comunales. Ante la inminente respuesta de las fuerzas armadas enviadas por la capital para castigar a la aldea rebelde, los vecinos meten fuego al pueblo de Yangana y se marchan todos juntos al oriente para refundarlo, lejos del alcance de sus perseguidores.
Este es el resumen más apropiado que he podido redactar de la trama de esta novela, trama que no vamos a encontrar hasta más allá de la página doscientos (cabe recordar que este libro no es un tocho de mil quinientas páginas si no que apenas cuenta con trescientas sesenta; con esto quiero decir que en casi dos tercios de la novela no vamos a encontrar más que sombras de lo que será el argumento).
En la primera parte (que ocupa unas cien páginas) el autor nos enumera a los participantes de la expedición. Literalmente. A través de cuarenta y seis fragmentos nos va a presentar a cada uno de los habitantes de Yangana indicando algún detalle de su vida o de su personalidad que nos permita identificarlo. No piensen con ello que esta es una novela coral en la que aparecen multitud de personajes. En realidad sólo hay un puñado a los que podemos considerar importantes. A la mayoría se les menciona en esta primera parte y ya no vuelven a aparecer. Si lo miramos fríamente esta forma de comenzar una novela no puede ser más aburrida. Pero las apariencias engañan, ahora más que nunca. Cada uno de estos fragmentos, de estas biografías mínimas, son brillantes, amenas y precisas. El autor consigue que, con un par de características, podamos definir perfectamente el carácter del personaje en cuestión. Además Rojas sabe jugar con sus recursos y en vez de recrear pequeños cuadros costumbristas construye unas escenas exageradas (sin pasarse) en las que podemos prefigurar rasgos de lo que luego se dará en el “realismo mágico” (ese gafe de Fosforito López, quien desde bien pequeño atrae al fuego).
En la segunda parte lo que leeremos serán las notas de un naturalista gringo, Míster Spark, quien vivió un tiempo en Yangana, y disecciona la geografía y la sociedad del pueblo con una minuciosidad propia de su oficio. De esta manera nos acerca lo usos y costumbres de la población a la vez que nos adelanta algunos sucesos que darán origen a la tragedia. Pero tampoco se nos presenta aún el argumento principal, puesto que Míster Spark se pierde en la amazonía un año antes del éxodo.
Sólo en la última parte encontraremos la historia que resumí al principio. Esta estructura general de la novela puede resultar chocante, pero es una decisión muy inteligente del autor. Si la construcción fuera convencional el lector podría sentirse horripilado por el crimen, por mucho que se hubieran dedicado las primeras páginas en exponer las injusticias que sufre el pueblo bajo el yugo de los hacendados advenedizos. En lugar de eso Rojas dedica sus esfuerzos primero en que conozcamos a todos los vecinos y luego en que conozcamos la idiosincrasia de la aldea. Cuando por fin se da el suceso tanto tiempo esperado ya no somos espectadores, ya nos hemos fundido con Yangana. No es sólo que justifiquemos el linchamiento, es que llegamos a participar en él.
En esta novela encontramos denuncia social, pero la justa. No es de esas en las que hay una putada por página para la víctima correspondiente. De hecho los villanos, los gamonales, no lo son tanto. Ignacio Gurmendi no es más que un infeliz que se ve arrastrado a la perdición por imbécil (de lo que no he encontrado ni gota es de indigenismo, a pesar de que ya he visto mencionada alguna vez esta novela como ejemplo del mismo; entre la población de Yangana hay mucho mestizajes sin discriminación racial).
Por último, “El éxodo de Yangana” es también una reflexión sobre la historia de los pueblos de América (muchas veces me ha parecido que el nombre del pueblo se transformaba en “Macondo”). Viven ignorados y oprimidos por un gobierno distante, se sublevan y eligen a un libertador para que los guíe, quien luego de cumplir su misión pretende mantener el poder en sus manos (sustituyan gobierno distante por chapetones y libertador por Libertador).
Me molesta tener que finalizar el artículo porque me dejo muchas cosas en el tintero. Acabaré con una recomendación. Léanse este libro. Es de lo mejorcito que se ha escrito en el Ecuador en todo el siglo XX.
 
Puntuación: 95/100

Posdata. Sé que los últimos libros que he comentado tienen las notas muy altas, pero es que realmente las merecen. De hecho sospecho que la tendencia continuará, ya que la novela que voy a comenzar a leer ahora es de un viejo conocido. Próximamente "La Madriguera", de Abdón Ubidia.


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