Título: Leoncio Zambrano y el Manuscrito de Quito
Autor: Pablo Lizandro Santillán Caicedo (Quito, Pichincha)
Año de publicación: 2012
Edición: Kindle
Páginas: 32
"Llueve y hace sol en la ciudad de Quito. Un verano mediocre
lanza goterones sobre techos, aceras y calles, el ruido al golpear las
tejas compite con el griterío de doñas que no saben si ocuparse de su
ropa tendida o quedarse en la ventana mirando a los paseantes correr y
chocar cabizbajos. Sin dejar tiempo para habituarse al frío y el sol ya
hunde sus dedos ardientes en el pavimento, transformando la lluvia en
pelusas de vapor que viajan colgadas de miles de pares de piernas que no
veían la hora de retomar su rutina de soldaditos desmemoriados. Se me
antojan fantasmas bailarines que invitan a disfrutar la paradoja
climática. Pero ni la lluvia, ni las volutas de agua, ni el anillo
multicolor rodeando a la estrella surten efecto; no hay manera, el
Movimiento se ha apropiado de la mente y alma de todos. Si tan solo se
detuvieran a conmoverse por esta milagrosa ciudad, quizá entonces
dejaríamos de vivir envueltos en sombras".
Las
aventuras, desdichas y pasiones propias del oficio de la investigación
paranormal se desarrollan entre las montañas y valles de Quito, una urbe
que como cualquier otra es más que un amasijo de concreto, cables y
gente. No importa si es en inglés, italiano, castellano o kichwa,
alrededor del mundo se habla de un Movimiento, una masa que experimenta
su existencia como la rana atrapada en una olla, sometida al calor hasta
dejarse morir. Leoncio Zambrano y sus colegas, procuran resolver casos
en un medio marcado por situaciones que sin dejar de ser absurdas, se
manifiestan en nuestra cotidianeidad. Sin duda esta obra trata sobre el
Ecuador de ahora, y sobre cada uno de los países de la tierra.
'Las
increíbles aventuras de Leoncio Zambrano' es una serie de relatos
policiales cuya primera entrega es 'Leoncio Zambrano y el Manuscrito de
Quito', con el que empieza la interminable búsqueda de una lectoría
curiosa y atenta.
Nuevo
año, nueva entrada. Después del comentario anterior, que, si no me
equivoco, fue el más extenso que he publicado en este blog hasta ahora,
hoy quiero presentar este, más corto de lo habitual, para compensar. El
título del que voy a hablar es “Leoncio Zambrano y el Manuscrito de
Quito”, una novela corta que encontré por azar en la tienda Kindle de
Amazon (éste es el enlace), escrita por Xipali Santillán. Es el primer
volumen de una serie de novelas proyectadas por el autor, la única que
se puede leer actualmente.
Leoncio Zambrano es un investigador de lo paranormal en Quito, en un futuro sin ubicar (aunque no muy lejano por lo que se entiende). Con su compañera, la teniente Sara, tiene que investigar la desaparición de un inspector de un inspector de Sanidad.
Y ya. No puedo contar más de la historia. No sólo por evitar spoilers sino también para no traicionar uno de los elementos que mejor funciona en esta historia: la economía de recursos.
El autor elabora un mundo, una ambientación (a menudo recordará a distopías como las de Huxley, Orwell o Bradbury) tan rico e interesante que se podría haber permitido escribir una novela muy extensa, explicando el origen y los detalles de cada elemento. Sin embargo el camino que toma Xipali Santillán es precisamente el opuesto. Nos presenta una realidad de forma natural, como si siempre hubiera estado allí, por lo que no tiene la necesidad de explicarla: la sociedad está dirigida desde hace mucho tiempo por algo conocido como «el Movimiento», que impone una serie de directrices en el modo de pensar y de comportarse; este Movimiento se opone a los «Tierrenos», como denomina despectivamente al mundo indígena; la historia que se narra está ambientada en un futuro donde hasta el país ha perdido su nombre (si bien se escatima el nombre nuevo). Y poco más. Ni siquiera está definida la función del protagonista (pese a estar narrado en primera persona son pocos los datos que podemos localizar de este personaje, siempre camuflados dentro de la misma narración).
Esta decisión del autor me parece sumamente valiente y adecuada. Consigue sumergirnos en un mundo opresivo donde hemos sido abandonados. Sabemos menos que los personajes.
Por supuesto, el combinar esta economía de recursos con el empleo de la primera persona sobre algunos problemas. El fundamental es que, mientras al protagonista acabamos conociendo razonablemente bien (por lo que dice y por lo que calla), el resto de personajes que aparecen están más desdibujados. Quizás el mayor ejemplo lo podemos encontrar con la teniente Sara. Representa una función, la de la visión más dogmática y ortodoxa, contrapunto del protagonista, y a este función se consagra durante gran parte de la novela, no dejándonos conocerla mejor. He de recordar, eso sí, que estoy hablando del principio de una saga, por lo que el autor tiene margen para desarrollar al personaje en las entregas siguientes.
En definitiva, esta obra me ha supuesto un hallazgo más que interesante cuya lectura recomiendo y sobre cuya continuidad estaré atento. Y como precisamente quiero que continúe, pondré en la biblioteca no la obra en sí sino el enlace para su compra.
Leoncio Zambrano es un investigador de lo paranormal en Quito, en un futuro sin ubicar (aunque no muy lejano por lo que se entiende). Con su compañera, la teniente Sara, tiene que investigar la desaparición de un inspector de un inspector de Sanidad.
Y ya. No puedo contar más de la historia. No sólo por evitar spoilers sino también para no traicionar uno de los elementos que mejor funciona en esta historia: la economía de recursos.
El autor elabora un mundo, una ambientación (a menudo recordará a distopías como las de Huxley, Orwell o Bradbury) tan rico e interesante que se podría haber permitido escribir una novela muy extensa, explicando el origen y los detalles de cada elemento. Sin embargo el camino que toma Xipali Santillán es precisamente el opuesto. Nos presenta una realidad de forma natural, como si siempre hubiera estado allí, por lo que no tiene la necesidad de explicarla: la sociedad está dirigida desde hace mucho tiempo por algo conocido como «el Movimiento», que impone una serie de directrices en el modo de pensar y de comportarse; este Movimiento se opone a los «Tierrenos», como denomina despectivamente al mundo indígena; la historia que se narra está ambientada en un futuro donde hasta el país ha perdido su nombre (si bien se escatima el nombre nuevo). Y poco más. Ni siquiera está definida la función del protagonista (pese a estar narrado en primera persona son pocos los datos que podemos localizar de este personaje, siempre camuflados dentro de la misma narración).
Esta decisión del autor me parece sumamente valiente y adecuada. Consigue sumergirnos en un mundo opresivo donde hemos sido abandonados. Sabemos menos que los personajes.
Por supuesto, el combinar esta economía de recursos con el empleo de la primera persona sobre algunos problemas. El fundamental es que, mientras al protagonista acabamos conociendo razonablemente bien (por lo que dice y por lo que calla), el resto de personajes que aparecen están más desdibujados. Quizás el mayor ejemplo lo podemos encontrar con la teniente Sara. Representa una función, la de la visión más dogmática y ortodoxa, contrapunto del protagonista, y a este función se consagra durante gran parte de la novela, no dejándonos conocerla mejor. He de recordar, eso sí, que estoy hablando del principio de una saga, por lo que el autor tiene margen para desarrollar al personaje en las entregas siguientes.
En definitiva, esta obra me ha supuesto un hallazgo más que interesante cuya lectura recomiendo y sobre cuya continuidad estaré atento. Y como precisamente quiero que continúe, pondré en la biblioteca no la obra en sí sino el enlace para su compra.
Puntuación: 80/100